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Cara reversa del empaque inferior en la Paleta Drácula - Escalofríos (1997) |
Esta serie encabezó la famosa «Era Dorada» del helado, que en sus siete años de continuidad (1993 - 2000) crearon una pauta muy recordada en el helado con cada colección de monstruos miniaturas y que determinarían lo que a finales de los 2010 se volvería a establecer en el producto.
Ya hablando
propiamente de la entrega, esta consta de 24 figuras plásticas fosforescentes y enumeradas que a pesar de su reducido tamaño cuentan
con un buen detalle en sus modelados; como ya era tradición se nos ofrece una tarjeta gráfica que enseña el arte conceptual del monstruo y nos narra, de una
manera muy somera, la «historia» del personaje vista desde un narrador, y, finalmente, nos da un ataúd con un logo personalizado sobre su tapa que no sólo sería un nuevo accesorio para estas criaturas, sino que marcaría el elemento sobresaliente y pionero en este lanzamiento.
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Aspecto de las tarjetas biográficas Escalofríos |
Si bien es cierto que la temática es tomada de los entonces famosos libros del autor
R. L. Stine (Goosebumps, Escalofríos en Latinoamérica), lo que se escribió en las tarjetas, sobre cada monstruo de la paleta, era algo simple y aburrido. No se generaba un deseo en conocer algo más sobre los personajes, no demostraba misterio o terror, demasiados cabos sueltos, había poco refinamiento en la descripción en los detalles y era demasiado insuficiente para caracterizarlos si su intención era emular lo leído en las publicaciones del escritor.
En cuanto al diseño gráfico, aunque unas ilustraciones son copias exactas de las portadas de los libros, la mayoría fueron intentos poco pulidos de nuevos personajes elaborados en digital, tendencia que continuaría en años posteriores mejorando gradualmente los estilos de dibujo y su técnica conceptual.
En contraposición a lo anterior, la unión entre monstruos y ataúd como piezas generaron una colección icónica, tanto para interpretar ambas piezas a gusto personal sin necesidad de algo biográfico, y más aún por la luminosidad nuevamente característica en esta entrega, por tanto, dejar el sarcófago abierto y ver brillar su interior era algo maravilloso y místico cada vez que un nuevo espectro se añadía al grupo.
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Efecto fosforescente en los cuatro colores de las figuras
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Las figuras eran más pequeñas y compactas que las vistas en series anteriores, factor que es justificable en sus poses dado el concepto del féretro y esto tenía su encanto para un público curioso e interesado en esta adicción, no obstante -y un mal menor- hay diseños como el de Pastóbulo que llegan a empañarse no sólo por no parecerse a su concepto gráfico, sino porque a la fuerza pueden lucir incompletos para tener el tamaño correcto y poder ingresar en el cajón.
Para concluir, este promocional al día de hoy es muy querido y codiciado por los nostálgicos, revendedores, acaparadores y coleccionistas debido no sólo por lo significativo, o un interés colectivo, sino que marca el inicio de las creaciones originales por parte del helado, es así que este concepto de un monstruo que puede descansar y/o salir de su albergue fue tan innovador como exitoso para que posteriores desarrollos como Monstruos Congelados (1999), Huéspedes del terror (2000), Mundo Congelado (2006) o Monstruos Terroríficos (2019) contarían con esta singular característica a su propio estilo.
Escalofríos de 1997 fue un antes y después para la paleta Drácula ya que demostró que se puede experimentar con ideas atractivas sin depender copiar todo de una sola franquicia y cuando se unen conceptos simples pero coherentes con la temática terrorífica (algo que La Isla del terror [1995] implementó pero no produjo el mismo impacto) hizo de esta una de las mejores colecciones que se han presentado en toda la historia del helado y su compañía.Jorge Villada (FB: // Alberto.Acevedo.01).
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Fotografía: Etsy // BookFairNostalgia |
Durante el proceso de elaboración en esta colección, los artistas gráficos de la época tomaron el arte de las portadas de los libros de terror infantil «
Escalofríos» (
Goosebumps de
R. L. Stine), hecho por
Tim Jacobus, e ilustraciones relacionadas con estas criaturas que figuraban en el
'merchandising' de la marca para crear a gran parte de los monstruos de la colección, y su ilustración de la tarjeta, para así dar un aire similar a los libros, cosa que incluso se intentó mantener en las biografías de las tarjetas, que narraban una corta narración de como los protagonistas, en su mayoría niños, enfrentaban a las criaturas. Para esta colección ocurrirían tres casos: